¿Cuánto vale tu tiempo?
La noche había caído ya; sin embargo, el pequeño niño hacía grandes esfuerzos por permanecer despierto. El motivo bien valía la pena; estaba esperando a su papá.
Los traviesos ojos iban cayendo pesadamente cuando se abrió la puerta.
“Papá, ¿puedo hacerte una pregunta?”
Padre: “Sí, claro, ¿qué es?”
“Papá, ¿cuánto dinero ganas en una hora?”
dijo con ojos muy abiertos.